Articulación territorial de la ciencia y la tecnología para la innovación productiva e inclusiva. El caso de los centros promovidos por la red institucional del CONICET.

Responsable: Ester Schiavo

Fuente de financiamiento: FONCYT

Fecha: 2017 / 2019

El objetivo general del proyecto es estudiar las políticas de Estado de Ciencia y Tecnología que promuevan una articulación territorial más equitativa de las instituciones, los RRHH y las inversiones, analizando los modelos de innovación que se proponen en relación con los modos de producción y las formas de inclusión social que impulsan.

A tal fin se toma como casos para el análisis a los Centros Científico Tecnológicos (CCT) y los Centros de Investigación y Transferencia (CIT) promovidos por la red institucional del CONICET. Los cuales se consideran un objeto de estudio privilegiado, dado que en “ARGENTINA INNOVADORA 2020, PLAN NACIONAL DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN. Lineamientos estratégicos 2012-2015”, se les asigna un destacado rol en el marco del objetivo general planteado en este proyecto, particularmente en lo referido a una articulación territorial de la CyT más equitativa para la innovación productiva e inclusiva.

Este proyecto se desarrolla en el marco del PICT 3917/2016.

 


Marco de referencia del proyecto

La ciencia, la tecnología y la innovación resultan centrales e ineludibles para el desarrollo productivo y social de las sociedades modernas. En las últimas décadas, los gobiernos de los países de Iberoamérica han ido adquiriendo mayor sensibilidad acerca de esta constatación y así, como afirman Albornoz y López Cerezo (2010), la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la innovación se han convertido en una cuestión de Estado.

En este nuevo contexto cambia radicalmente el concepto de innovación asociado a la ciencia y la tecnología. En la década del 90, la innovación se interpretaba casi exclusivamente desde la perspectiva schumpeteriana, la cual alude a un modo de producción de conocimiento, también denominado de triple hélice, que articula al Estado con los sectores científico tecnológico y productivo, de modo tal que este último mediante la capacidad empresarial garantiza la generación de nuevas mercancías, productos o servicios, generadoras de cierta plusvalía validada por el mercado.

En cambio, en la última década, en las políticas de Estado comienza a vislumbrarse otra idea de la innovación, la que no hace referencia exclusivamente a la validación del mercado, sino que también tiene entre sus objetivos la validación social. Esta mirada trae consigo la consideración de otro modo de producción de conocimiento, el de la innovación abierta (Chesbrough, 2003), también denominado de cuádruple hélice porque suma en el sistema a los usuarios como un cuarto actor. Así, propone la creación de comunidades de práctica que generen entornos de co-creación centrados en los usuarios que, a su vez, tiendan a la resolución de sus necesidades y requerimientos. Promoviendo de este modo nuevos procesos asociativos entre actores de la sociedad civil y grupos y redes de investigación multidisciplinarios para el mejoramiento de la articulación de los sistemas nacionales de innovación.

Por otra parte, se observa que las políticas de Estado de CyT, en general no consideran la desigual distribución territorial que suelen generar. Como ya lo demostrara Manuel Castells en su libro “Las tecnópolis del mundo”, hace dos décadas, la mayoría de las instituciones, RRHH e inversiones tienden a concentrarse en las metrópolis, lo cual resulta altamente inequitativo para quienes habitan fuera de ellas.

En el caso argentino las cifras son elocuentes. Por ejemplo, tomando tan solo parte de los RRHH, los datos del CONICET 2014 muestran que el 83,5% de los investigadores, el 80,5%  del personal de apoyo y el 85,4% de los becarios se concentran en 5 de las 24 provincias existentes. Las cuales albergan al 64% de la población del país (Censo 2010).